Messi es oro puro
Hat-trick del argentino en su primera exhibición post Balón de Oro. Pedro y Keita completaron la goleada ante un Betis que mereció mejor suerte durante una hora y después se hundió.
Mel dijo que el Betis iría a por el partido y que la eliminatoria estaba al 50%. La ida ha dejado la eliminatoria muerta salvo milagro histórico. El Barcelona terminó divirtiéndose y divirtiendo. Casto paró cuatro o cinco balones de gol cuando hubo partido y el Barça se recreó en oleadas en el cuarto de hora final que pudieron disparar aún más la goleada. Todo esto es cierto y dicho queda. Ahora pido que crean esto a quienes no vieron el partido y se encuentren con el resultado, a quienes asistan a una catarata azulgrana de llegadas en los resúmenes: durante una hora el Betis tuteó al Barcelona y pareció el mejor visitante que ha pasado en mucho tiempo por el Camp Nou. Tuvo ocasiones, presionó arriba, jugó con personalidad, carácter y calidad y discutió el primer plano a un Barça romo en sus fases más pastosas.
Sucedió así hasta que el Betis (la última media hora, a partir del 2-0) se desfondó física y espiritualmente. Sucedió así y al Betis le queda ese orgullo y un ensayo para el retorno, parece que más pronto que tarde, a Primera. Rubén Castro (varios disparos, uno al larguero) y Jorge Molina obligaron a Pinto a firmar su mejor partido como azulgrana. Mel planteó el juego con su personalidad inamovible: dos líneas de cuatro muy arriba, presión salvaje a las zonas de salida del Barcelona (Piqué - Alves - Xavi), buena ocupación de espacios... un equipo trabajador (y trabajado), organizado, valiente y sensato. Un equipo que tuteó al Barça una hora, que concedió el primer gol cazado en una contra por lanzar seis jugadores hacia el área rival al borde del descanso. Un equipo que tuvo ocasiones hasta el arranque del segundo tiempo, sus últimos minutos de bonanza.
Messi, Messi, Messi...
Dicho queda en honor al Betis y a lo sucedido en el césped (de más a, otra vez, menos). Tan cierto es eso como que un Casto heroico salvó llegadas de toda clase incluso en los mejores minutos de su equipo: Villa se encontró con el poste y con sus reflejos, Messi no le pudo esquivar hasta bien avanzado el partido... Balance de un Barcelona que salió con un equipo casi de gala (sin Valdés ni Abidal) pero con el nivel de intensidad ligeramente aguado, espeso tras un buen comienzo, con algunas lagunas atrás y poca movilidad para romper las líneas de un Betis al que hay que apuntarle una medalla por cada problema que se encontró su rival.
Ahora al resto de la historia, la que convirtió el 50% de Mel en el 5-0 de Messi, del Barcelona. Una historia que comenzó con el homenaje al Balón de Oro y sus escuderos de oro y terminó con una participación activa, y a golpe de fútbol, de Messi en el torrente de debates que le han acompañado desde el lunes. El mejor del mundo en los votos (y en el campo...) marcó tres goles, el segundo mejor (Iniesta) regaló dos y el tercero (Xavi) hizo de cerebro y malabarista. Mientras el partido fue discutido, Messi fue la diferencia esencial entre los dos equipos. Al filo del descanso culminó con una vaselina mágica una contra bien llevada por Iniesta. Entrando en el nudo de la segunda parte, cuando el Betis comenzó a renquear, abrió el grifo de forma definitiva con un remate oportunista tras el enésimo paradón de Casto.
A partir de ahí se acabó el partido y se ventiló la eliminatoria. El Betis se desfondó y se desconcentró, se perdió entre el ataque y la defensa, descuidó su espalda y perdió balones. Messi marcó el tercero con una definición suave ante Casto, Pedro remachó una llegada de Alves (escandalosamente de menos a más en el partido) y Keita redondeó el resultado con remate de cabeza tras perla de Iniesta: control sobre la línea, asistencia de cuchara. Fueron minutos de vendaval, donde se abrió un abismo entre ambos equipos, el Barcelona se adornó y perdonó en constantes llegadas al galope y el Camp Nou se hartó a aplaudir a los que entraron (Afellay) y a los que salieron en busca de la ovación (Messi).
Seguramente el castigo global fue excesivo para un Betis que mereció algún gol, quizá la recompensa de vivir hasta la vuelta. Al menos el Betis de la primera hora. Pero los partidos duran 90 minutos y son un trance en el que por muy bien que lo hagas tienes muchas papeletas de perder si en el otro bando asoman Xavi, Iniesta y sobre todo Messi: oro puro.
Fuente: www.as.com
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